No sé si yo soy muy especial o no. O hago demasiada tontera
o que. No sé. Me encantaría encontrar una explicación.
Muchos dicen que yo soy demasiado crítico, negativo. Y los
soy, pero es que ¿la gente es imbécil? Me cuesta creer como viví en #Chile
antes y me cuesta visualizar como me quedaré, a pesar del motivador proyecto en
el que estoy involucrado ahora.
Hace un año y medio volví a #Chile. Me fui a vivir Puerto
Varas para amenizar el cambio. Trabajé en el Diario El Llanquihue allá y ahí perdí
todo lo que me quedaba de vocación periodística.
Me vine a santiago solo con mochila al hombro. Si no es por los
amigos y ciertos familiares no sobrevivo, pero ahí estaban. A duras penas me
levanto, de a poco, sin caridad, a puro esfuerzo.
Recién llegado a la capital me robaron el cel que tenía. Un
lanza, a las 10 pm en la Alameda. Fui a #Carabineros que hay en Plaza Italia y
prácticamente se rieron en mi cara, la expresión de los pacos era: “bienvenido
al club”.
Poco tiempo después nos roban en la casa. Nos estábamos
acomodando, una casa que tomamos prácticamente abandonada, puros sobrevivientes,
nos hicieron mierda.
Alguien me contrató para su productora, yo lo tomé para
probar nuevos caminos pero fue un tormento, hasta me terminó cagando con plata
el jefe -un tipo que es capaz de ponerse a llorar en plenas discusiones corporativas-,
un payaso engrupidor.
Uno de esos días me robaron nuevamente. Estoy seguro que fue
por medio de drogas, a pesar de las burlas de muchos y del típico mensaje
conservador de otros. Me robaron todo.
Surgió la posibilidad de trabajar en un bar. Yo sueño con
tener mi restaurante y me pareció una buena opción a pesar del pago miserable y
el horario invivible. Trabajé ahí con buena voluntad por meses. Cuando
acordamos la salida –yo ya no daba más- se demoraron 2 meses en pagarme lo
debido hasta que fui al local con una actitud de acá no me voy sin mi plata.
Una noche, en el bar, entraron dos flaites. Uno pistola en
mano y otro con un garrote de más de un metro. Repito que incluso entraron al
local. Una semana antes unos delincuentes habían intentado hacerle un portonazo
a uno de mis housemate.
El periodo anterior, desde mí llegada a #Chile, lo transité con
una depresión exógena –según lo que investigué, puedo equivocarme-. Eso
significa mal carácter, sin ánimo ni energía y muchas de tus características
más negativas potenciadas y tus cualidades casi suprimidas. Esa ya es una lucha
personal.
Hasta hace un mes más o menos. Sentí el cambio, ese proceso
había terminado, salí del hoyo y desde entonces estoy con la flecha pa’ arriba.
A pesar de eso, del cambio energético experimentado, el sábado
me volvieron a asaltar. 4to celular en un año, $500.000 aprox. en total, solo
en celulares. Fue en la Alameda. Hubo choque, persecución y quedé un poco
herido. Un buen cabro me salvó, alojé en su depa.
El domingo apenas me podía mover. El martes me organicé para ir a hacer los
trámites.
Me junté primero con el vendedor de un nuevo cel, uno ultra
barato para salvar. Revisé el aparato y lo aprobé, pero sin el chip y otras
condiciones no podía medir realmente cómo funcionaría.
Fui a #WOM. Una hora y media en cola, sin exagerar. Y entre
medio el jefe de la sucursal –que andaba puro dando vueltas- atiende
preferencialmente a un amigo suyo (se saludaron de abrazo, fue notorio). Pude
comprar el chip, pero a pesar de las promesas hicieron mal la pega y el
dispositivo quedó igual inahibilitado, sigue así.
#Líder me llama 8 veces al día para que pague la tarjeta.
Fui dos veces a pagarla a caja este mes. En ambas me fui porque había una cola
enorme. También llevo 2 semanas con varios intentos para pagarla en línea, pero
su plataforma es una verdadera basura y funciona por milagro.
Hace 2 a 3 semanas atrás hubo un corte de luz generalizado.
Cero capacidad de #Chilectra de comunicar que pasaba y menos tener la deferencia
de decir la hora de reposición. Al final fueron 3 horas, sin aviso previo y sin
respuesta de la empresa. Es escandaloso, apenas uno se atrasa están encima como
felinos del dinero.
Yo uso internet #GTDManquehue en la casa. Como una semana
antes del corte ya había bajado notoriamente la calidad del servicio. Después
del corte, se hizo insoportable. He perdido horas –ya no minutos- llamando a
los idiotas.
Hoy mismo quería resolver esos tres problemas que me tenían
cabreado. Y a eso se suma el problema del cel comprado. Dicen que lo barato
cuesta caro. El cel tiene pantalla quemada (que se ve en ciertos ángulos y
aplicaciones), la batería cagada (con esos típicos saltos porcentuales de
aviso) y lo peor de todo, el puerto de carga está destruido y hay que hacer con
una presión molesta y cacharle con sutileza una posición clave. Un culazo de
aquellos.
Intenté pagar online lo de #Líder y nada. Les escribo en Facebook
y en Twitter, menos mal en esta última respondieron aunque tras harto rato, pude
hacer funcionar el sistema y pagar.
En paralelo ya llevaba varias llamadas a #GTD. Tras que me
colgara un ejecutivo –lo mandé a buscar a su supervisor, sin aceptar su
discurso pauteado- finalmente me recontactaron, esta vez, con la persona a
cargo al auricular. Me impresiona como los ejecutivos call center ya ni parecen
personas, ese trabajo hace que pierdas tu humanidad.
El supervisor se presentó
de entrada, tenía otro tono y disposición, entendió mi postura sin peros ni
chanterías y quedó de mandarme un técnico. Hoy perdí al menos una hora solo con
ellos.
#WOM ya fue escandaloso. Tienen un Twitter de ayuda que no
funciona desde mayo. Les escribí al Twitter normal. Les mandé 5 tuits, sin
respuesta. 5 posteos en Facebook, sin respuesta. Ok, <> pensé. El menú evita que hables con un ejecutivo y no hay nada en
línea que te indique ese nivel de contacto (ni foros, ni blogs, ni redes
sociales). Partí primero con la opción que yo necesitaba: servicio técnico
internet, pero no, la grabadora del menú termina y no hay opción de hablar con
una persona. Tras unos 20 minutos y varias navegaciones en el menú descubrí una
opción donde al final te permiten hablar con un ejecutivo. Les arruino la
sorpresa: la alternativa es del ÁREA VENTAS.
Bueno, que ya me estaban
trasmitiendo y me sacan una sonrisa, pero de nuevo, 20 minutos hasta que
alguien contestó. Resolvió el problema o lo identificó, pero ahora han pasado 2
horas y aún nada para algo que se suponía inmediato. Además le pedí dejar
constancia del reclamo, pero para eso hay que llamar a otro call center. ¿Es
broma?
A todo esto, aún después de pagar me siguen llamando de #Lider.
Ellos llaman de números fantasmas, imposible bloquearlos.
Y terminó el día y no pude hacer ninguna puta mierda de lo
que debería haber hecho.
Se respondió:
Este posteo es una respuesta al anterior: “Welcome to
Chilito”. Les respondería a cada uno individual, pero me di cuenta de una mejor
fórmula. Hubo mucha gente que respondió al posteo: en Facebook, en Twitter,
Whatsup, llamadas y mails. Yo no me pude quedar indiferente a todo ello.
Primero agradezco de mente, espíritu y corazón a los que
leyeron –cuesta mucho que la gente lea-, a los que les generó impacto
indiferente al motivo, a los que me quieren y se dieron tiempo de pensar en mí.
Me sorprende como de forma automática –o en mi cabeza- se
generó de inmediato una clara clasificación del tipo de mensaje enviado y desde
que postura-perspectiva venía la respuesta.
Son 4 grupos: Los viajeros, los que se elevan en sabiduría
moral, los que comprendieron el fin último del relato y los cercanos que
exageran en profundidad y un poco de sentimientos.
Los viajeros ven lo escrito como un ejemplo de la crisis en
Chile y el versus cómo se manejan las cosas en otros lugares del mundo. Ellos
entienden el concepto planteado de depresión exógena al regeresar, porque la
llegada después de viajar harto tiempo es compleja y afecta directamente en la
vida de los repatriados. Muchos, no pueden reinstalarse y parten de nuevo
afuera.
Los que se elevan en sabiduría moral que ven el tema como
algo cuántico. Y aunque no descarto que haya explicaciones por ese camino, yo
he recorrido varias de sus avenidas.
Como que ellos no leyeron -o no entendieron- la parte de la flecha pa’ arriba y el cambio energético.
Tampoco asimilan que se cuentan datos concretos que son parte de una realidad que
TODOS vivimos; como la mala atención de los servicios en general, la crisis
institucional en Chile con políticos, uniformados y empresarios recurrentes en
tribunales, que millones de personas han salido a las calles a manifestarse por
distintos temas este año, que las discusiones en todas las materias están fuera
de foco o el paupérrimo escenario chileno en salud, educación y seguridad, entre
mucho más. Ellos se limitaron a la idea
de que no importa lo que te pasa, sino como reaccionas a ello. Y eso yo lo sé.
Los que comprendieron lo que leyeron. Yo no estoy en depre,
ni nunca he sido ni medianamente depresivo. Ellos entendieron que lo cuento son
circunstancias, que es un relato a un período donde simplemente se detalla que
pasó y como viví eso más cómo una incomodidad presente, latente.
Y los cercanos, que leyeron mis palabras como si fuera una
carta de suicido o algo por el estilo, un pedido de ayuda. No deseo ser ingrato
con ellos. Me emociona su afecto y entrega.
Para mí la cosa es más sencilla y no me voy a cansar de
repetirlo. Somos compatriotas en un país que está terriblemente mal configurado
y todos debemos por obligación ser actores de cambio, revelarnos, hacer lo que
esté a nuestro alcance para conseguir ese equilibrio que merece nuestro país,
nuestra gente. Lo otro es pasividad y actitud Poncio Pilatos. A ellos, les pido
que vean y se rían con la película Idiocracy, porque nosotros vamos directo a
eso y quizás solo viendo con humor esta situación entiendan la real profundidad
del problema.